A mediados de febrero decidí empezar El amor en los tiempos
del cólera, de Gabriel García Márquez, por aquello de que febrero era el mes
del amor y me parecía buena excusa para coger una novela que hacía tiempo tenía
ganas de leer.
Título: El amor en los tiempos del cólera
Autor: Gabriel García Márquez
Páginas: 496
Año de publicación: 1985
Valoración: 8
Las comparaciones son odiosas, lo sé, pero nada que ver con
Cien años de soledad, que para mí es magistral. Pero es García Márquez, y su
prosa nunca decepciona. En El amor en los tiempos del cólera la historia es
mucho más serena, pero hay muchas cuestiones que resultan muy interesantes. Parece ser que se basa en la relación de sus padres, con quienes se entrevistó por separado para obtener más información para la novela.
La historia está situada en La Manga, en Cartajena de
Indias, una zona asolada por las guerras civiles continuas y por el cólera. En
esta sociedad solo existen dos clases sociales, la alta y la baja. Fermina Daza
es hija de un viudo con dinero pero de negocios turbios, no es de familia de
alta alcurnia, pero su padre quiere para ella un hombre que sí lo sea y que su
hija pertenezca por fin a la clase social que a la que a él se le ha negado el
acceso. Florentino es hija natural de madre soltera. Su padre es un hombre casado
dueño de la compañía fluvial que, aunque no lo reconoce, lo mantiene hasta que
muere. Después su tío le abrirá puertas hasta que se convierta él mismo en
presidente de la compañía. Florentino se enamora perdidamente de Fermina, una
colegiala aun a la que su correspondencia con él le cuesta el puesto en el
colegio. Su padre se la lleva a su pueblo para que se olvide de ese amor de
juventud que puede malograrle el porvenir. Cuando Fermina regresa vuelve a ver
a Florentino y se da cuenta de que no es el amor de su vida, así que rompe toda
relación con él después de dos años de correspondencia. Poco después Fermina
parece haber contraído el cólera y a su casa la visita el doctor Juvenal
Urbino, quien se siente atraído por ella y a quien su padre acepta por la
posición social que ocupa. Es así como el amor de juventud de Fermina y
Florentino se ve truncado y las vidas de ambos transcurren de maneras muy
diferentes.
En la novela se tratan diferentes temas. El más obvio, el
amor. Por una parte tenemos el amor de Florentino por Fermina, un amor puro o
hasta enfermizo, un amor que le consume hasta el punto de causarle los mismos
síntomas que el cólera. Pero Florentino tiene que alimentar su amor o su
soledad con las migajas de amor que recoge de otras mujeres, y a pesar de que
ningún amor está a la altura del que siente por Fermina, se da cuenta de que es
posible amar a más de una mujer a la vez, aunque de formas muy diferentes. Florentino
ama a viudas, a casadas, a solteras, a mujeres bastante mayores y hasta a una
menor de edad, a locas y a cuerdas, busca en los brazos de la mujer que quiera
consolarle el amor que no puede hacer con Fermina. El amor de Juvenal por
Fermina es muy diferente, prácticamente la quiere en un principio como una
compañera florero que le quede bien a su posición social. Es bien parecido a lo
que siente Fermina por él, el deseo de comodidad y estabilidad. Y así los dos
aprenden a quererse sin amarse, a ser felices dentro de la insatisfacción. Pero
Florentino está dispuesto a enseñarle a Fermina que se puede querer porque sí,
sin esperar que el amor te proporcione nada a cambio, con el simple fin de amar
y ser amado de la misma manera. Contrasta de manera significativa la relación
prácticamente de pedófila de Florentino con su tutelada América Vicuña, tema recurrente
en sus novelas, quizás retratando una realidad social existente pero ignorada
por la mayoría, y la relación con Fermina ya en su vejez. Ambas formas de amor
parecen las más puras ( en el primero la pureza estaría más del lado de
América, que en su desamor decide suicidarse, porque amaba a Florentino a pesar
de su edad) ante la frialdad y la conveniencia del matrimonio Urbino Daza y
ante los continuos escarceos de Florentino, pero ninguno de los dos casos es
aceptado por la sociedad. Parecen estar mucho más aceptados los casos de
infidelidades, la prostitución o los matrimonios de conveniencia. De todos
modos, en esta novela se exploran los diferentes tipos de relaciones
amorosas/sexuales en diferentes edades de la vida.
La fidelidad también es otro tema recurrente, o la
infidelidad, mejor dicho. Florentino tiene numerosas relaciones con muchas
mujeres, pero su corazón pertenece a Fermina en todo momento. Incluso decide
romper la relación que tiene con su tutelada cuando muere Juvenal y ve
posibilidades de reconquistar a Fermina. Juvenal también es infiel a Fermina, pero la
lealtad de Fermina tras tantos años de matrimonio se pone por encima. Así, la
fidelidad se separa de la lealtad, lealtad que Florentino procesa por Fermina
hasta en el acompañamiento de su duelo, lealtad que se pone por encima de una
infidelidad marital, lealtad que Leona Casiani muestra a Florentino en su
agradecimiento por haberla ayudado a encontrar un buen trabajo y que la lleva a
cometer irregularidades por el bien de este, lealtad que Juvenal lleva al
extremo con su amigo Jeremiah de Saint- Amour, ayudándole a morir para que este
no se enfrente a la temida vejez, lealtad de el tío de Florentino, que siempre
se hace cargo de él.
El tema de la vejez y la enfermedad también son recurrentes.
Por una parte está el cólera, que asola la isla, cebándose sobre todo con los
pobres, y cuyos síntomas son los mismos que los del amor. Jeremiah de Saint-
Amour prefiere la muerte antes que enfrentarse a la vejez. El mismo Juvenal
toma mil pastillas para que no se le noten los achaques y mantener su miedo a
la vejez y a la muerte a raya. Florentino lucha encarnizadamente contra su
calvicie y se avergüenza de su propio cuerpo y de su olor a viejo cuando está
con América, a quien no parece importarle. Fermina también muestra el pudor de
enseñar un cuerpo ajado y castigado por el paso de los años en su relación con
Florentino, que acepta el paso de los años en su amor de juventud. El paso de
los años y sus estragos en nuestros cuerpos no son impedimento para el amor, sino
que la negación y el rechazo llevan a situaciones mucho peores.
También aparece el contraste en Europa y Centroamérica. La primera como glamurosa, vanguardista y culta, la segunda como más atrasada, arrastrando aun supersticiones antiguas y provinciana, pero no por eso menos digna del apego de sus habitantes. También se muestra la ridiculez de querer imitar los modos y costumbres europeos, como los abrigos de pieles, o los cacharros inútiles que Fermina compra solo para que sus conocidos los admiren. Hay cierta reivindicación de la identidad propia del caribe, sin la necesidad de imitar a nadie.
La novela transcurre tranquilamente mostrándonos los
diferentes tipos de amor en las diferentes edades del ser humano, y las
implicaciones que este tiene en un amplio espectro en nuestras vidas. Hay temas
un tanto escabrosos, pero la lectura de García Márquez siempre es un placer, es
capaz de describir de maneras preciosas sentimientos comunes y hasta viles,
mostrando así las luces y las sombras del ser humano de la forma más bella.