Sunday 4 January 2015

El misterioso anillo de Claddagh, de Virginia Sainz- Rasines

Y el año lo empecé con una lectura que prometía, pero que se quedó en promesa. No sé ni cómo me crucé con este libro hace unos días, quizás cuando buscaba cosas sobre Irlanda en Google, y al leer el título y la sinopsis, lo compré.



Título: El misterioso anillo de Claddagh
Autora: Virgina Sainz-Rasines
Número de páginas: 239
Año de publicación: 2014
Valoración: 4

Sinopsis:

Nueva York (1912): la joven poetisa Kate Hemstitch planea huir hacia Irlanda y escapar de sus padres, quienes desde que se enteraron de que su hija mantenía una relación amorosa con un inmigrante irlandés le han prohibido verlo. Algo sucede y su gran amor se ve obligado a regresar a su tierra natal. En medio del dolor, la joven escribirá hermosos poemas, los cuales han sido originalmente escritos por la abuela de la autora, quien al igual que Kate fue una gran poetisa.
Un siglo más tarde, una joven periodista llamada Piper –quien padece escribir superficiales artículos semanales para la prestigiosa revista femenina en la cual trabaja– encuentra inesperadamente un anillo y misteriosas cartas enviadas desde una Mansión en Nueva York con el remite de Claddagh, Irlanda. Junto con su amiga Sophie, comenzarán la búsqueda de un secreto que ha permanecido oculto durante cien años. Ambas están dispuestas a descubrir quién fue el responsable de la tragedia familiar de la aristocrática familia neoyorkina. ¿Encontrará la heroína de esta historia en la búsqueda de la verdad su propia felicidad?

Supongo que me dejé obnubilar por mi pasión por Irlanda, pero es que una aventura que nos llevara de Nueva York a la isla esmeralda para revelar un secreto oculto durante décadas en el que había una joven poetisa de por medio me pareció tentador. Por desgracia, y aunque la trama promete, no va a ser una de mis lecturas preferidas este año.

Para empezar, y como me ha pasado en numerosos libros autopublicados, las faltas de ortografía, los errores de puntuación y la extraña sintaxis me han resultado un poco molestos. Me estoy planteando seriamente dejar de dar oportunidades a este formato.

Por otra parte, en mi opinión los personajes dejan mucho que desear. La novela está llena de personajes superficiales con unos diálogos que te dan ganas de entrar y abofetearlos uno por uno.  Piper, la periodista protagonista, pretende ser un contrapunto a tanta superficialidad en su revista y ser una mujer feminista con valores diferentes, pero la construcción de este personaje, si bien en principio se ve bienintencionada, en mi humilde parecer falla estrepitosamente. En numerosas ocasiones me ha parecido caprichosa y cursi, por no hablar de su mejor amiga, una mentirosa compulsiva con poca profundidad y gran capacidad para meter a Piper en más líos de los que ya tiene. No creo que haya ningún personaje con un desarrollo psicológico bien trazado o con una personalidad consistente, aunque la intención parece que está ahí.

En cuanto a la trama, como ya he dicho antes, tiene potencial, y por eso lo leí hasta el final cuando llevo unos meses en los que he dejado unos cuantos a medias. Con esto vengo a decir que no todo es negativo, aunque en general no me haya convencido el producto final. La trama, a caballo entre el pasado y el presente, tiene situaciones totalmente rocambolescas e inverosímiles. Tengo la impresión de que hay situaciones que están cogidas por pinzas y resultan poco creíbles.

Pero para mí lo peor ha sido el estilo narrativo. Como lectora siempre me ha maravillado la capacidad de los escritores de utilizar descripciones de situaciones o hechos secundarios para añadir color e interés a la narración. Siempre me he preguntado cómo lo hacían para describir algo totalmente trivial en el desarrollo de la trama, pero que aportaba tanto a la lectura general. También me provoca este sentimiento de admiración el uso acertado de adjetivos. En esta historia ha habido veces que he tenido que leer en diagonal porque me cargaba en exceso el estilo cursi y afectado de la narrativa o los diálogos, fuera quien fuera el personaje al que acompañaran o se refirieran. Hacia el final de la novela ya hasta ponía los ojos en blanco con según qué frases o adjetivos que me exasperaban.También he de confesar que tengo cero tolerancia hacia la cursilería. Por ejemplo,  cada vez que alguien dice que un libro es delicioso, el adjetivo en cuestión ya hace que se me revuelvan las tripas y que los ojos no solo se me pongan  en blanco, sino que me den cuatro vueltas de campana. Así que quizás alguien con más gusto por este tipo de estilo pueda disfrutar de esta historia, que en un principio podría haberme gustado si hubiera conseguido conectar con los personajes.

Definitivamente, no ha sido mi estilo de lectura, pero por lo menos las últimas páginas me han vuelto a transportar a Irlanda, lo cual siempre es un placer.


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