Hoy os recomiendo Pasaje a Tahití, una saga familiar con
elementos históricos y de novela landscape. ¡Lo tiene todo!
Aquí podéis ver el booktrailer:
Pasaje a Tahití
Aquí podéis ver el booktrailer:
Pasaje a Tahití
Título: Pasaje a Tahití
Autora: Eva García Sáenz
Páginas: 480
Año de publicación: 2014
Año de publicación: 2014
Valoración: 8/9
Es la historia de dos hermanos mallorquines, Bastian y Hugo
Fortuny, y de la hija del cónsul inglés en Manacor, Laia Kane. Por motivos diferentes, los tres viajan a
Tahití en plena expansión colonial y esto da lugar a una maraña de
relaciones complicadas entre ellos que marcará sus vidas y afectará a generaciones venideras. De
la mano de Eva García Sáenz y de sus personajes el lector viaja desde las
Baleares hasta Tahití, pasando también por Francia, Australia y Japón, y vamos a
ir aprendiendo un poco de algunas costumbres de aquella época en estos
países y de su situación en una época fascinante en continuo cambio paseando
por varios continentes y siendo testigos del impacto de este colonialismo en nativos
y colonos, y en los países involucrados ya sea directa o comercialmente.
Para mí es una novela que tiene muchos de los ingredientes
que más aprecio cuando leo. Para empezar, me encantan las sagas familiares,
quizás porque me gusta que la trama sea variada y que la narración no sea
lineal, lo cual suele ser el caso en este género. En Pasaje a Tahití conocemos a los personajes
desde el punto de vista de cada uno de los protagonistas según el capítulo,
alternando diferentes generaciones, por lo tanto hay que estar preparada
para continuos saltos temporales. Esto también nos ayuda a ver la historia desde
diferentes puntos de vista. En varias ocasiones leemos exactamente lo mismo,
pero desde la perspectiva de diferentes personas y los sentimientos que cada
uno asocia al hecho en cuestión.
La era colonial ha sido y sigue siendo la musa literaria de
muchos escritores que nos cuentan historias desde países lejanos siendo más o menos críticos con las consecuencias. En esta novela
vemos sin duda el punto de vista de los colonos, lo absurdo de viajar hasta
remotas tierras para prolongar su asfixiante estilo de vida y su relación con
los nativos, a los que explotan y tratan con desprecio o paternalismo con ese
aire de superioridad tan imperialista. No obstante, también se nos ofrece una
visión cercana y humana de los nativos, de su modo de vida respetuoso,
tranquilo y más conectado con la tierra, más congruente con su realidad.
Hay varios elementos que nos muestran esta dicotomía entre
los dos mundos. Por una parte, tenemos la ropa. Mientras los colonos se empeñan
en llevar trajes en un lugar tan cálido como Tahití, los nativos visten con cómodos pareos.
Las señoras europeas llevan ese ceñido corsé, metáfora también de una sociedad
encorsetada y rígida que no deja respirar, signo de civilización, como el
bigote en los hombres. Las relaciones interpersonales también son muy
diferentes, vemos los prejuicios y las relaciones de interés que establecen muchos
europeos, mientras que los nativos cuidan los unos de los otros. Los niños
crecen de maneras muy diferentes también, los colonos en la escuela cristiana
que los aburre a morir, ceñidos en pequeños trajes coloniales nada aptos para
el juego, y los nativos felices en la playa, más libres. Tenemos el afán
capitalista por conseguir beneficios y medrar en una vida en la que el trabajo
será lo único importante, con consecuencias fatales en algún caso, y la vida
tranquila en la que se trabaja para poder vivir. Sea como sea, los personajes toman sus elecciones y todas tienen consecuencias buenas y malas. Creo que un buen mensaje es reconciliarse con uno mismo y vivir siendo congruente con lo que eres.
Sin duda es una novela que, tanto si este verano estáis en la ciudad y os apetece una novela ágil como si estáis en una isla
paradisíaca y no queréis que un libro os transporte a parajes mucho más sombríos, o la leéis en invierno cuando nos hayamos olvidado de las
vacaciones, los destinos exóticos y el agua del mar, os va a resultar un placer
zambulliros en playas como la de la portada, que os atraparán mientras la
historia os va entregando perlas de información sobre la historia de sus personajes
y de los países en los que se mueven.
Para mí esta lectura ha sido como mirar por un caleidoscopio en el que los tres cristales son el trasfondo colonial, los sentimientos de los personajes principales, sus decisiones y las consecuencias, y las culturas exóticas, elementos que convergen y divergen para formar esta bonita novela. ¿Queréis saber que es un suiseki, una ama, un popa o un tupapau, por ejemplo? Pues coged el libro y disfrutad mientras aprendéis muchas cosas interesantes como estas.
Para mí esta lectura ha sido como mirar por un caleidoscopio en el que los tres cristales son el trasfondo colonial, los sentimientos de los personajes principales, sus decisiones y las consecuencias, y las culturas exóticas, elementos que convergen y divergen para formar esta bonita novela. ¿Queréis saber que es un suiseki, una ama, un popa o un tupapau, por ejemplo? Pues coged el libro y disfrutad mientras aprendéis muchas cosas interesantes como estas.