Monday 2 June 2014

El club de lectura del final de tu vida, de William Schwalbe


Siguiendo con el mes de la metaliteratura, y tras acabar El aire que respiras, tocaba elegir lectura nueva. Estaba entre Mr Penumbra's 24-hour bookshop y esta novela, así que decidí que empezaría con la primera que encontrara en mi Kindle. Como muchas veces cuando haces algo con un criterio tan peregrino, en cuanto apareció este título empecé a tener dudas, ¿y si es muy duro?¿y si acabo llorando a moco tendido en el metro? ¿y si me quedo hecha polvo? Pero decidí aceptar y seguir adelante, y no me arrepiento en absoluto.

Título: El club de lectura del final de tu vida
Autor: Will Schwalbe
Páginas: 384
Año de publicación: 2013
Género: narrativa biográfica
Valoración: 9

No, no es una novela ligera y sabemos desde el principio, de hecho desde el título, que la madre del autor va a morir de cáncer pancreático. El encanto de esta novela reside en los temas que toca y en cómo el autor aborda algo tan duro como el proceso de la muerte de su madre. Este libro ha sido para mí una matrioska literaria y emocional que me ha ido descubriendo nuevas lecturas a la par que me ha hecho reflexionar sobre muchas cuestiones.


Desde que empieza a someterse a pruebas primero y a quimioterapia después, Mary Ann pide a sus hijos que la acompañen, y así les da un objetivo cuando ellos se sienten tan perdidos y sin saber cómo ayudar. Will y ella siempre han compartido su pasión por la lectura y crean un particular club que se desarrolla entre esperas a visitas médicas y sesiones de quimio. A través de los libros que eligen son capaces de abordar temas que les tocan muy de cerca, como la muerte, y temas más generales de gran transcendencia para el ser humano. Vamos a poder ser testigos de las conversaciones entre madre e hijo sobre temas como la valentía, la fe, la responsabilidad social, la empatía, el miedo, la caridad, la bondad, los derechos humanos, los derechos de la mujer, etc. Algunos también les sirven para revivir el pasado y tratar asuntos pendientes o dejar que Will conozca mejor a su madre antes de que esta muera, a la vez que nos dejan conocer detalles de su vida familiar.


Durante el libro conocemos a una Mary Ann que se quedará en nuestros corazones para siempre: una mujer fuerte, de gran empuje y con unas convicciones religiosas, éticas y sociales envidiables. De su mano conoceremos la situación de los refugiados por conflictos bélicos y políticos en diversos rincones del mundo, pero también recordaremos la importancia de los pequeños gestos para con las personas que nos rodean, incluso con las que apenas compartiremos unos segundos en nuestras vidas. Todos somos igualmente importantes por nuestra condición de seres humanos y todos estamos interrelacionados con los demás, y por tanto somos responsables de su felicidad. Mary Ann no mira a otro lado nunca y no quiere que los demás lo hagamos, y se enfrenta a su muerte con la misma convicción.

Pero Mary Ann no está muerta todavía, y le queda mucho por hacer. Durante la lectura se va desarrollando también su proyecto personal, un sistema de bibliotecas móviles en Afganistán que tendrá sus altos y bajos y por el que esta mujer luchará hasta el final.


Esta es una lectura muy profunda, pero muy serena. Aunque Will habla de sus sentimientos y pregunta a su madre sobre los suyos, no se deja arrastrar por el sentimentalismo o el morbo. Y ante todo, aunque su protagonista sea una enferma terminal y el título pueda tirar para atrás a más de uno,  es un libro extremadamente vitalista, te empuja a querer vivir mejor, a ser mejor persona. 

Tres pasajes como muestra:
 


“Lo cierto es que siempre que lees algo maravilloso te cambia la vida, aunque no te des cuenta.”
“Todos tenemos mucho más por leer de lo que podemos leer y mucho más por hacer de lo que podemos hacer.(…)Leer no es lo contrario de hacer, es lo contrario de morir.”
“Y la gratitud no es lo que se da a cambio de algo, sino lo que se siente al saberse afortunado: afortunado de tener una familia y amigos que se preocupan por ti, y que quieren verte feliz. De ahí la alegría de dar las gracias.”

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